jueves, 24 de octubre de 2013

SUPERFICIES SUPERHIDRÓFILAS Y SUPERHIDRÓFOBAS

SUPERFICIES SUPERHIDRÓFILAS Y SUPERHIDRÓFOBAS



1.       El Loto



El loto es venerado por su excepcional pureza: crece en aguas fangosas, pero sus hojas emergen a varios metros del agua y rara vez están sucias. Las gotas de agua sobre las hojas del loto irradian un brillo particular, y la lluvia arrastra la suciedad de su superficie con mucha más rapidez y facilidad en cualquier otra planta (ver imagen 1).

Imagen 1. Flor de loto

En 1965 Barthlott descubrió que el efecto se debía a la combinación de dos propiedades de la superficie de la hoja: su textura cérea y las pequeñas protuberancias de escala micrométrica que la recubren. Sabemos que las superficies céreas son en sí hidrófobas: el agua depositada sobre ellas forma gotas que minimizan su área de contacto con el material. Por el contrario, cuando el agua cae sobre un material hidrófilo, se ex-tiende sobre su superficie y el área de contacto es mayor. En una superficie hidrófila, el ángulo de contacto entre el material y el líquido (en el punto en el que ambos se tocan) es, por definición, menor de 30 grados; las superficies hidrófobas exhiben un ángulo de contacto superior a los 90 grados.

La hoja del loto no es simplemente hidrofoba. Las innumerables protuberancias de su superficie acentúan el fenómeno y hacen que se torne “super/hiper-hidrofóba”; es decir, el ángulo de contacto es superior a 150 grados. Las gotas apenas rozan la planta, conservan una forma casi esférica y se desplazan por ella con la facilidad de las bolas de un rodamiento. Ese gran ángulo de contacto se debe al aire situado entre los recovecos de sus prominencias.
La suciedad, al igual que el agua, se deposita sólo en las crestas de las protuberancias, de suerte que las gotas de lluvia humedecen las partículas de suciedad y las arrastran consigo.


 2.    Evitar manchas de comida

Aprovechando este efecto, surgieron los primeros tejidos autolimpios, el primero de los cuales fue Nano-Care Junto con Nano-care rivaliza la firma suiza Schoeler Textil AG, cuya técnica ha sido bautizada con el nombre de Nanosphere. El sistema en cuestión deposita sobre las fibras textiles partículas de escala nanométrica de sílice o de un polímero, con lo que se consigue una rugosidad fina, semejante al loto.
Si bien la ropa de limpieza fácil ya se está comercializando, se espera que los tejidos tratados con efecto loto encuentren su mayor potencial de mercado entre los compradores de toldos, tiendas de campaña o marquesinas. A nadie le agrada tener que limpiar estructuras a la intemperie grandes.


3. El dióxido de titanio TiO2

Se ha descubierto que existen diferentes maneras de obtener superficies superhidrofóbicas. Pero además, las de propiedades opuestas (superhidrofilicas)  también resultan interesantes. Entre estas últimas desempeña un papel central el dióxido de titanio.
A partir de una suspensión acuosa de partículas de TiO2 se preparó una película delgada que posteriormente se recoció a 500ºC. Al exponer a la luz ultravioleta el recubrimiento transparente obtenido, éste resultó poseer la extraordinaria cualidad de ser completamente humedecible: es decir, el ángulo de contacto entre el fluido y la superficie era de cero grados (super-hidrofilico); comportamiento del que hacían gala tanto el agua como el aceite.
Aunque en el extremo opuesto de la repulsión al agua propia de la hoja de loto, el comportamiento super-hidrofílico favorece también la autolimpieza. El agua se extiende a lo largo de toda la superficie y forma una lámina que, al escurrirse; arrastra consigo la suciedad (ver imagen 2). Además, las superficies super-hidrófilas evitan que el vapor de agua las empañe, ya que el agua que condensa sobre ellas fluye rápidamente, sin formar sobre el material los millares de gotas minúsculas. Por otra parte, la fotocatálisis característica del dióxido de titanio al ser sometido a radiación ultravioleta descomponen la materia orgánica y mata a los microorganismos, por lo que los objetos recubiertos con esta sustancia no sólo se autolimpian, sino que además se desodorizan y desinfectan.

Imagen 2: Sobre un material hiperhidrófilo el agua forma láminas sobre la superficie, con lo que arrastra toda la suciedad fácilmente. La superhidrofilia evita además que la superficie se empañe, ya que, al extenderse, el agua nunca forma las innumerables gotículas que componen el vaho.

Ya existen industrias que utilizan el TiO2 para aplicaciones en superficies que se auto-limpian o desinfectan solas. La compañía TOTO fabrica toda una gama de productos como azulejos cerámicos para exteriores, al tiempo que concede licencias para utilizar su técnica por todo el mundo.


 4.  El desafío: comportamiento superhidrofóbico y superhidrofílico juntos

Los electrolitos comunes son sustancias que, al disolverse en agua, se descomponen en aniones y cationes.  Los polielectrolitos son polímeros orgánicos, materiales plásticos que, a diferencia de la mayoría de los polímeros, poseen carga eléctrica, positiva o negativa. Apilando alternativamente capas de un polímero de carga positiva (hidrocloruro de alilamina) y de partículas de sílice, de carga negativa. A esas multicapas añadieron un revestimiento final de silicona (material hidrófobo). Sin embargo, notaron algo curioso: antes de aplicar la silicona, el bloque multicapa se había tornado super-hidrófilo. En el curso de la experiencia, las capas de sílice habían creado una vasta red de nanoporos que, a modo de esponja, absorbían instantáneamente cualquier gota de agua de la superficie. Este fenómeno se denomina nanoabsorción capilar. Las multicapas de sílice y polímeros no se empañan aunque se encuentren sobre un recipiente con agua hirviendo. Si los poros se saturan, el agua comienza a escurrir por los bordes. Cuando la situación de humedad desaparece, el agua en los nanoporos se va evaporando poco a poco.
Dichas multicapas son muy adecuadas para su aplicación al vidrio, material compuesto en su mayor parte de sílice. Además de ser transparentes y no empañarse, los revestimientos superhidrófilos son antirreflectantes. De esta forma podríamos llegar a tener espejos de baño o parabrisas que nunca se empañen.


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